Mujer 2.0

Emprendimiento: BEIA Beauty Center

  • 23 enero, 2017
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A veces tenemos grandes sueños, pero nunca damos el primer paso para hacerlos realidad. Este no fue el caso de Arleny Lantingua que desde joven descubrió su pasión por el mundo de la belleza, y trabajó con disciplina hasta convertirse hoy en la mente detrás del salón más exitoso de Santiago y todo el Cibao: BEIA Beauty Center.

Arleny, comunicadora y estilista de profesión, se mudó de Monte Plata a Santiago a los 12 años; por unos cuatro años vivió en Santo Domingo, y luego volvió a Santiago, donde ha vivido casi la mitad de su vida. «Nunca pude negar mi sangre cibaeña,» dice.

La emprendedora nos contó su increíble historia de dedicación y esfuerzo, cómo logró cumplir con sus metas, y las  decisiones que fueron la clave del éxito para BEIA Beauty Center.



Desde el comienzo de la entrevista, Arleny hizo un especial énfasis en la importancia de la educación y la preparación profesional. «Cuando tengas tiempo libre aprovéchalo, porque llegará un momento en el que las responsabilidades no te permitirán invertirlo en educación», exhortó.

¿Cómo manejaste los estudios y trabajar para pagarte la universidad?

A mí me da mucha impotencia ver padres que no tuvieron la oportunidad de estudiar en una buena universidad, pero que trabajan para que sus hijos estén en buenas universidades y los hijos eso no lo valoran. Con los recursos que tenían mis padres me dieron lo que podían, no podían pagarme una universidad súper costosa; yo tuve que trabajar y estudiar.

Cuando pude aprovechar el tiempo lo hice, cuando pude estudiar lo hice. Porque llega un momento en el que la familia, el trabajo y otras responsabilidades requerirán más de ti, y ya no tendrás tiempo para estudiar.

Estudiaste Comunicación en la UASD…¿Cómo encaja BEIA aquí?

Me iba súper bien en Comunicación en Santiago. Trabajé en radio, televisión y prensa. Trabajaba en un programa juvenil de TV por cinco años, y todo iba bien; hasta 2012 cuando hubo una baja en patrocinadores. Me sentí estancada en lo mismo, y lo mismo..

Había tenido un salón, hace ocho años. Un día pasé por el local donde fue mi primer trabajo en un salón, y vi que estaba alquilándose. Y llamé a la que fue mi jefa. Me contó que tuvo que cerrarlo por cuestiones de trabajo y tiempo.

Regularmente pasa que las peluqueras no son buenas administradoras, y por eso se cansan y cierran los negocios. Porque no es lo mismo tener tu mente relajada haciendo tu trabajo, que tener la mente pensando en los pagos que hay que hacer. Esa combinación no se da mucho.

Alquilé el local y luego de tener el muñeco armado, tomé mi primer préstamo de emprendimiento y con 70 mil pesos en noviembre de 2013 abrí BEIA.

Me convertí en la comunicadora que dejó el micrófono por el blower.

Para nadie es un secreto que la comunicación es una profesión de resistencia. Yo duré 5 años en un programa de televisión juvenil en Santiago.

En agosto 2014 conocí al que hoy es mi socio vía Facebook. En mis redes sociales siempre publico contenido que aporte, que informe, cosas que le guste a la gente. Y así mismo fue en las de mi negocio. Aunque no se tuviera para pagar la renta esos posts siempre estaban ahí, ese pelo bonito, esas uñas y esos peinados. Mi socio es una persona muy activa en el mercado, y vio lo que tenía que ofrecer. Me invitó a una conversación y entonces me preguntó que si quería ver crecer mi negocio, y yo, con mis tres meses de renta atrasados le dije que sí, que mi negocio sería una  cadena de salones por todo el país. Y yo creo que esa seguridad a él lo impresionó, y entonces me propuso que nos asociáramos. Entonces comenzamos a definir qué estilo de negocio íbamos a emprender. Visitamos varias propuestas nacionales y fuera del país, y decidimos hacer una combinación de Nail Bar, que en ese momento estaba en un boom, y el Salón de Belleza que es mi fuerte.

Es emocionante saber que una persona creyó en tu idea, y patrocinó tu idea. La persona en la parte financiera es él y la parte artística soy yo. Y esa combinación se ha dado muy bien porque usualmente las estilistas no son buenas administradoras. Usualmente les hace falta una persona que aterrice las ideas y las monetice, y le ponga números. Eso era lo que no tenía, y quizás me hubiese tomado más tiempo. Pero encontré una persona que creyó en mi idea y me apoyó, y hoy aquí estamos celebrando el tercer año.

¿De dónde sale la idea de BEIA?

Desde siempre a mí me han gustado los negocios, porque mi papá es negociante y mis hermanos también. Pero nunca he sido buena administrando, la peluquería y la parte de operaciones es mi fuerte.

Yo siempre he tenido una inquietud por la peluquería. Nunca nos enfocamos sólo en las uñas, siempre tuvimos nuestra fortaleza en la peluquería. Y nos preparamos. Yo siempre me encargo de que el personal esté actualizado y bien preparado para trabajar.

Pasamos de un local de 35 metros con 5 empleadas, a ocupar la segunda planta de una plaza con 64 empleados y una base de datos de más de 7 mil clientes. BEIA Beauty Center ofrece spa, con la marca Babor; salón de belleza, cuidado de las uñas, maquillaje, peinados, talleres de maquillaje, micropigmentación de cejas, depilación con hilo y láser, un área especializada en coloración, 13 sillas de peluquerías, y una recepción más amplia.

Ya llegamos a tener entre 150 y 180 clientes en los fines de semana. Y el flujo de clientes de fuera va creciendo. Todo el que viene de visita por el Cibao no deja de pasar por BEIA.

Así se ven las nuevas áreas de peluquería, color y maquillaje de BEIA Beauty Center

¿Cuáles fueron los obstáculos en el camino hacia BEIA?

Antes de yo asociarme, la parte económica era lo que más me mortificaba. Para nadie es un secreto que en este país tener un negocio mini-micro, como el mío, era mucho más difícil. Cuando yo veía que no podía pagar la renta me volvía loca. Pero me enfocaba en mi meta. Con lo que yo ganaba en la Cámara de Diputados yo suplía lo que necesitaba para mi negocio, pero eso fue un tiempo muy duro. Entonces fue que Dios me mandó la luz y me dijo, «Asóciate con esta persona, y a ti nada más te va a tocar trabajar, todo lo demás va a fluir».

Yo soy muy sensible a la gente. El negocio de la belleza en República Dominicana no es industrializado, el profesional de la belleza no es profesional en todo. Puede ser muy bueno en cabello, en maquillaje, en uñas… Pero a nivel educacional y emocional, aquí hay que trabajarlo mucho. La gente aprende porque una amiga, una tía, no porque lo estudien, como lo hacen fuera que son profesionales en el área.

Lo más difícil en este mercado de la belleza es su recurso principal que es la gente. El tema de los egos y el orgullo es lo más difícil de tratar, porque es la costumbre.

¿Quiénes te han inspirado?

Sonia: Cuando trabajé en Santo Domingo, mi jefa Sonia siempre me ayudó y me motivó a definir qué yo quería en mi vida, para no desviarme de mi propósito. Ella siempre me habló claro, me enfocó.

Mi prima hermana Jaqueline: Si yo tengo ese espíritu de lucha y progreso, de salir adelante y de romper caparazón, fue porque lo heredé de ella.

Mi hermano mayor Quico: Él tiene una historia de éxito, trabajo y emprendimiento única. Su historia es de tener nada a todo. Cuando lo liquidaron de su último trabajo, con ese dinero puso su negocio y hoy es una de las compañías de transporte más grandes de la capital. Yo lo admiro mucho.

El sueño antes era lo que tienes hoy… ¿Cuál es tu meta con BEIA de cinco a diez años?

Cuando trabajé en televisión, tuve muy malas experiencias en salones de belleza aquí en República Dominicana. Lamentablemente es un ambiente muy hostil. Mi meta siempre ha sido crear un antes y un después en el mundo de la belleza. No sé si lo he logrado del todo, pero siempre que se menciona a BEIA hay que mencionar el espíritu de servicio, la alegría que se vive aquí, el entusiasmo de la gente que trabaja aquí. Por lo menos en el Cibao, somos referente.

Mi idea con la belleza no es solamente con BEIA, yo quiero inspirar a la gente a ser más profesional, a tener más amor por el servicio, y tratar mejor a los clientes. Esa es mi motivación: ser un referente en el sector de la belleza.

Yo quiero dar mi testimonio y ayudar con talleres. Me gustaría compartir mi historia. Yo digo que de aquí a 6 años yo estaré compartiendo mi historia, lo que estoy haciendo y lo que he hecho.

Con BEIA lo próximo es Santo Domingo, y más adelante el Este. Para nadie es un secreto que Punta Cana es el Cancún de República Dominicana, un punto focal en el Caribe. 

Si es por capacidad de trabajo, entrega y lucha, yo no me voy a parar. Mientras tenga fuerza y energía yo seguiré adelante.

A nivel personal, Arleny, ¿Cuál es la meta próxima?

Quizás Dios no me había puesto en el camino una persona que entendiera mi camino y mi trabajo, pero ya sí estoy tomando ese curso. Quiero formar mi familia, quizás no ahora mismo, pero estoy con una persona que tiene el mismo propósito de vida que yo. Creo que ese es el próximo paso, establecernos como pareja y formar familia. Ese es el proyecto de vida más importante, aparte de lo laboral y todo, eso es lo que te centra y te ubica. Toda mujer quiere tener su familia.

En otro momento, cuando alguien sí quería establecerse y formalizar, yo no estaba en eso. Yo estaba en negocio, y en crecer en el ámbito laboral. Y quizás cuando yo sí quería establecerme, la persona con la que compartía en ese momento no quería eso. Entonces uno tiene que afiliarse con personas que estén en la misma sintonía de uno.

Yo soy muy drástica con eso. El amor mío tiene conciencia, el amor mío tiene cerebro. Yo creo que solo una vez no tuvo cerebro, y por eso no funcionó. Creo el amor es una decisión, decides con quién estar. Las personas deben tener propósitos en común, si tenemos propósito diferentes así mismo andaremos por la vida y así no se puede.

Si fueses a darle un consejo a una joven que está en la situación que estuviste hace unos años, ¿Qué le dirías?

Ir montando capas es la clave. No es sólo la universidad, porque hay que saberlo: un título no te da el éxito. Yo soy comunicadora y a mucha honra, todo lo que yo tengo aquí es gracias a eso. Pero esto no tiene nada que ver con un título. Si yo me hubiese aferrado sólo al título, quizás no estuviera en el camino que estoy.

Lo que puedas hacer de preparación y formación debes hacerlo. Un título por si solo no es suficiente; hay que complementarlo.

Quizás no es lo mejor hacerlo en 10 años, como yo, porque hay oportunidades que vienen con el título que después no tendrás cómo tomar. Por ejemplo, yo quiero hacer una maestría, ¿pero con qué tiempo, ahora que tengo mi negocio?

Montar capa, sobre capa con cosas que le puedan aportar a su carrera. Al final eso es lo que les va a valer. Y complementar la carrera con la experiencia.

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