Familia

Amarilis, una mujer revestida

  • 10 marzo, 2014
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Perseverancia y constancia en cada meta que se propone, son las claves de Amarilis Then, madre; esposa; hija; hermana; amiga y mujer revestida de valores inculcados en su hogar. Con razón dicen que detrás de una mujer hay una gran mujer. Y es que Amarilis viene del seno de una familia trabajadora. Su madre, doña Ana, migró del campo a la ciudad con sus 11 hijos y dejó a su esposo trabajando la tierra de su campo en San Francisco de Macorís para que ambos pudieran sostenerla. 

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Fui una hija privilegiada porque mi madre nos crió con buenas costumbres y dedicación. Tenía una conexión especial con ella, ya que nos sentábamos a hablar y a analizar las situaciones del diario vivir. Nos enseñó a ser solidarios unos con otros, aún cuando en ese tiempo el afecto y las muestras de cariño no se demostraban con abrazos y diciendo te amo. Y aún después de su muerte, la unión permanece. Nos reunimos siempre y cada vez que un hermano alcanza un logro lo celebramos.



Uno de mis logros fue el de conseguir mi licencia médica en 1985. Mientras estudiaba medicina, impartían docencia en CENAPEC, (un centro de educación de adulto) y trabajaba en una farmacia. En 1987 inicié mi búsqueda de insertarme en el sistema de salud y durante seis meses visité día tras día funcionarios Ministerio de Salud Pública con capacidad de decisión, hasta que finalmente fui nombrada en la Clínica Rural de la Provincia Duarte. Mientras buscaba empleo me decía a mi misma: que me den una oportunidad y verán quién soy. Amarilis conoció a su esposo en la primaria. Rigoberto era un chico muy divertido en su infancia. Estábamos en el mismo nivel educativo, pero en distintas aulas y todos los días él se asomaba a la puerta y le decía a la profesora, señalándome, que venía a ver a su novia. En ese entonces, yo decía que no, después de un tiempo terminó siendo mi novio. Hoy soy su feliz esposa y madre de Fernando, Carlos y Alberto, quienes comprenden que yo salí de mi casa para ser una mujer libre. Nos aconseja a ser libres, con responsabilidad de saber lo que es sano para ti, porque debemos cuidar nuestro cuerpo, alimentarnos y también divertirnos.

Recuerdo que cuando mi madre falleció en el año 1989, en la sala de espera a mis hermanas y a mí no querían informarnos que había muerto. Cuando le pregunté qué pasaba, la médica dijo: «es que ustedes son mujeres», con gesto de que no podíamos resolver y ahí yo le dije: ¿entonces? Pues es verdad, aquí solo somos mujeres y somos las que resolvemos en nuestro hogar. 

Nos cuenta lo afortunada que ha sido de encontrar a un hombre como Rigoberto (le dice Rigo), pues tener en esa época una pareja que te apoye con las tareas del hogar y no le importe, además de cambiar los niños para llevarlos al colegio, es un gran tesoro.

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Me gusta visitar lugares nuevos. Por cuestiones de trabajo he viajado mucho y he visto cosas que he querido compartir con mi familia. Por eso, en estos últimos años hemos vacacionado juntos. Me gusta divertirme, pero con toda mi familia.

familia Disney

 En el ámbito profesional me he desarrollado como coordinadora de programa en la institución que laboro, esto me ha dado la oportunidad de servir a mi país en diferentes programas y proyectos que han sido de beneficio para la población dominicana, principalmente a las más vulnerables, a niños y niñas entre 0 a 5 años y embarazadas. 

Además, soy docente de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, en la facultad de Ciencia de la Salud, Escuela de Salud Pública, de la cátedra de medicina social y en los últimos años he tenido experiencia como encargada del programa de salud de la Administradora de Estancias Infantiles.

A lo largo 27 años de servicio público, en los actuales momentos quiero compartir la experiencia con otros profesionales jóvenes, y dejarle parte de mi experiencia profesional como legado.

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